Las instituciones que trabajamos con las víctimas, intervenimos e interferimos en los procesos de recuperación o revictimización de las mujeres. Por este motivo, desde el Proyecto ESPERANZAqueremos tomar consciencia de qué miradas, proyecciones o actitudes frente a las mujeres cronifican y agravan el daño sufrido provocando una victimización secundaria.
- Si miramos a las mujeres como personas débiles, indefensas, frágiles y vulnerables,
nuestra intervención será salvacionista.
- Si exigimos que dejen atrás su identidad como mujeres y asuman nuestros roles y modelos, o si juzgamos sus procesos migratorios,
nuestra intervención será denigrante y culpabilizadora.
- Si nuestra mirada es etnocéntrica, si rechazamos e infravaloramos las diferencias culturales, si juzgamos sus costumbres y religiones, si no valoramos y reconocemos lo que aporta su cultura,
nuestra intervención será discriminatoria.
- Si miramos a las mujeres como imprudentes, ignorantes y provocadoras,
nuestra intervención será victimizante.
- Si nuestra mirada se focaliza en la experiencia traumática vivida sin tener en cuenta otras dimensiones y potencialidades,
nuestra intervención será estigmatizante.
- Si no propiciamos que las mujeres tomen sus decisiones, si no confiamos en su capacidad para encontrar sus propias soluciones,
nuestra intervención será pa-maternalista.
- Si pensamos que no podemos aprender nada de las mujeres, si nuestra actitud frente a ellas no es de apertura y consideramos que en nuestra experiencia podemos encontrar un modelo que las defina,
nuestra intervención será desde el prejuicio.
- Si esperamos que las mujeres que han vivido una experiencia traumática sean sumisas, negativas, depresivas, coherentes con su historia, dispuestas a colaborar en todo momento, y que muestren un profundo malestar,
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