Mirar el futuro con optimismo y esperanza a pesar de las experiencias traumáticas que han sufrido es una de las características de las mujeres supervivientes de la trata. Ofrecerles una relación de aceptación incondicional constituye la clave para favorecer sus procesos de crecimiento y desarrollo personal.
Seguir caminando
Después de todo lo que he vivido estoy bien, intento no recordar todo lo que ha pasado y me encuentro muy bien. He conseguido lo que quería, sé que soy libre y puedo hacer lo que me gusta y nadie me puede hacer daño y herir. Lo he conseguido luchando, intentando olvidar el pasado y vivir el presente, trabajar, hacer cosas que me gustan: estudiar, hablar con gente.
Yo me vine aquí para cambiar mi vida. Siempre sé lo que quiero, soy una persona que le gusta lograr lo que quiere y cuando tienes un sueño tienes que cumplirlo. Sentía que Dios me iba a proteger y no me iba a dejar en estos momentos y creía en mí y en todo lo que estaba haciendo. No me creo ni más fuerte ni más débil que nadie. Pero para mí, sí que soy fuerte, porque no muchas personas pueden salir así como he salido yo.
Soy responsable, paciente, que es muy importante tener paciencia en todo, en el trabajo, en casa, en todo lo que estás haciendo tienes que tener paciencia, si no tienes paciencia no llegas donde quieres. Creo que me ha ayudado ser buena con los demás y aceptar opiniones de los que quieren ayudarte, aceptar el trabajo como sea y dar todo el cariño y recibirlo.
Mi sueño era trabajar, empezar a tener dinero, comprarme lo que me gusta, estudiar, hacer muchas cosas que me gustan, ser libre. Y ahora con los papeles estoy más feliz.
Los papeles significan tener seguridad social, pagar como todo el mundo y cotizar, y si me hacen el permiso de residencia mejor. Y ser libre. Para mí la libertad es muy importante. Siento que estoy cumpliendo mis sueños. He aprendido de esta experiencia, he confiado en mucha gente y me he hecho tan fuerte que a veces no me lo puedo ni creer. También paciente, me veo muy tranquila, antes era más nerviosa, más preocupada, y ahora me encuentro muy tranquila. Por mi familia antes me preocupaba mucho y ahora no, estoy muy tranquila, mi familia es mi familia y pienso mucho en ella. Pero ahora siempre soy yo la primera, no pensaba que lo iba a lograr, antes me costaba.
Me he sentido al lado de todas las personas del Proyecto, como en una segunda familia. He tenido mucho apoyo, mucho cariño. Me he sentido como en mi familia, no me sentía lejos de ella. Sé que soy buena y puedo entrar en el corazón de mucha gente. Yo siempre he sido así, buena, con buen corazón, solo que fui más impaciente, no tenía paciencia en todo, no creía tanto en mí, un poquito más insegura, ahora me siento muy segura, sé que puedo lograr lo que quiero.
Cuando se presentó el Proyecto sabía que me iba a ayudar, confiaba en esto, fui informada de todo. Sentí mi libertad y un sueño cumplido, sabía que con paciencia y con tiempo podía lograr lo que yo quería. Si necesito hablar con alguien, desahogarme, pienso en Proyecto ESPERANZA. Lo que más me ha ayudado del Proyecto ha sido el apoyo que necesitaba material y mental, no sé cómo decirlo de otra manera. El apoyo para mí fue muy importante para no perderme, en ese momento necesitaba este apoyo. No me dejaban, me daban ánimos, siempre conmigo, me ayudaban a dar un paso. Siempre como mi segunda familia.
Cuando viene una chica que necesita ayuda el Proyecto da todo lo posible para ayudarla. Salir de las cosas, no ser negativos con ella, ser siempre positivo para que pueda salir de los problemas que tiene y de las crisis de su vida y su pasado, que pueda lograr lo que quiere. Las personas del Proyecto me han hecho sentir como si hubiera nacido una segunda vez y empezar, me decían lo que hacía bien, lo que hacía mal. Me enseñaron muchas cosas, aprendí muchas cosas, cómo luchar, cómo salir. Sé que siempre, siempre, siempre, puedo contar con Proyecto ESPERANZA.Quiero dar las gracias por todo lo que han hecho por mí, soy muy feliz porque estoy aquí y tengo este apoyo.
Mujer moldava
Crecer con la experiencia
He aprendido muchísimo de todo lo que he vivido, porque he salido de casa de mis padres para aprender a vivir sola y trabajar en otro país. He crecido muchísimo. No soy como antes, porque antes cuando tenía un problema se lo iba a explicar a mi madre y a ver si encontraba una solución. Pero ahora cuando me pasa algo tengo que pensarlo yo misma, sola. Me he hecho más fuerte, soy más madura. He descubierto que puedo vivir sin mis padres, resolver mis problemas. Lo que más me gusta es que con todo lo que yo he vivido me voy a hacer una formación que era lo que más necesitaba, estudiar algo para no quedarme sin hacer nada. Porque si te quedas sin carrera, sin nada, de qué vas a trabajar. Soy una persona que cuando quiero conseguir una cosa hago lo posible para conseguirlo. Cuando yo quiero algo, tengo mucha paciencia.
Un entorno resiliente
Cuando llegué a la casa de emergencia me sentí escuchada, muy bien tratada y apoyada. Yo tengo confianza con la gente del Proyecto, yo le contaba todo. Cómo no voy a tener confianza si desde el primer día que llegué les conté mis problemas y ahora estoy feliz. Tengo confianza desde el primer día hasta ahora porque sé que nadie me va a hacer daño aquí y que nadie quiere que me pase algo malo. Yo sé que la gente de aquí me quiere y que lo que quieren es que salga adelante y vuelva a rehacer mi vida. Sé que si en algún momento necesito hablar con alguien puedo contar con el Proyecto. Me ha dado todo: seguridad, donde vivir, la comida, la salud. Todo lo que tengo aquí se lo debo al Proyecto. Me ha servido de orientación porque nadie te dice: tú tienes que aprender español, tú puedes hacer este curs Te ayudan a crecer, te educan de otra forma Es como una familia, con límites, con reglas, como con mi padre. Si yo no voy a llegar pronto tengo que enviarles un mensaje o darles un toque y me llaman. Si me pasa algo, me preguntan qué me pasa. Es como mi familia aquí.
Mujer camerunesa
Encontrar un sentido
La experiencia me ayudó a madurar, aunque muchas veces no se vea, la verdad es que sí. Soy muy responsable sobre todo con el trabajo y con mi familia. Me considero buena madre. Luchar por mi familia me da mucha fuerza, porque yo lo que quiero es que seamos felices, que no estemos mal. Antes, cuando no tenía familia, lo que me daba fuerza era construir lo que tengo ahora.
Nuestra misión: potenciar las fortalezas
Estar en el Proyecto, la verdad es que me ha ayudado mucho a superar los miedos poquito a poco, a empezar a relacionarme con más gente. Me han enseñado a buscar un trabajo, realizarme yo por mí misma como una chica madura. Proyecto ESPERANZA me ha ayudado mucho. Al principio yo tenía cierta desconfianza, pero después al ver las personas que hay y el trato que me han dado, he estado de maravilla. Me han ayudado a ver la vida de otra manera, me han enseñando el mundo que yo no conocía, me he sentido como en mi casa. Con mis compañeras he estado muy bien porque todas teníamos la misma experiencia y podíamos hablar y desahogarnos. Cuando nos encontrábamos en un momento en el que te daba un bajón lo compartías con las demás. Las personas del Proyecto me hacían sentir muy feliz sobre todo con el cariño, la comprensión, con el tiempo que nos dedicaban. Nos han enseñado muchas cosas sobre todo cuando te enseñan con cariño y lo hacen con el corazón.
Mujer rumana
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